Una enfermedad rara no es una EDO (Enfermedad de Declaración Obligatoria)

Recientemente conocimos que Luis Hernandez Carron, Consejero de Salud y Política Social de la Junta de Extremadura, ha anunciado que las EERR (Enfermedades Raras), serán enfermedades de declaración obligatoria (Edo´s). Esto que a simple vista es algo irrelevante puede generar algún que otro conflicto de importancia.

Antes de seguir veamos que es una EDO; Enfermedad de Declaración Obligatoria (EDO), es aquella enfermedad transmisible que el médico está obligado a notificar al centro de salud pública correspondiente por ser de especial importancia para la comunidad.

Por norma general un EDO es una enfermedad infectocontagiosa, capaz de provocar epidemias e incluso pandemias y poner, por que no, en jaque a más de medio planeta. Son enfermedades tipo Brucelosis, Sifilis, Tétanos, Rabia, Hepatitis, Disenteria, Fiebre Q, Triquinosis y un largo etc. Tal y como se puede observar nada que ver con la tara genética que es habitualmente el motivo de una ER.

Esta situación puede provocar que oidos inexpertos y no informados interpreten que tal o cual persona afectada por una ER sea capaz de contagiar su dolencia y aparezca el temido rechazo social. Rechazo que irá en aumento si es que ya existia.

El argumento para esta actuación es que el actual sistema de control, un registro voluntario, no es todo lo fiable que se esperaba. Con lo cual podemos deducir que la voluntariedad de estar o no registrado para a un segundo plano y se impone a la fuerza el formar parte de tal registro.

No todo va a ser negativo pues creemos que datos ciertos y fiables son muy necesarios y así lo hemos manifestado en anteriores ocasiones, pero que se haga de forma automática con o sin el correspondiente consentimiento del paciente, nos parece excesivo. Lo que hay que hacer es dar a conocer las herramientas existentes y ayudar al facultativo para que informe a sus pacientes de los beneficios del registro para si y para la sociedad y la importancia de estar registrado.

Aquí queda nuestro asombro y descontento…,

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